El 11 de marzo de 2011, a las 14:46, se produjo un terremoto de magnitud 9 que azotó la costa noreste de Japón, especialmente las prefecturas de Iwate, Miyagi y Fukushima. Posteriormente un tsunami arrasó kilómetros de la costa oriental nipona, sesgando miles de vidas y afectando gravemente a la central nuclear de Fukushima Daiichi. Esto obligó a las autoridades a evacuar multitud de localidades de las zonas central (Nakadori) y oriental (Hamadori) de la prefectura de Fukushima, pero no evitó que los habitantes se vieran conviviendo con ese enemigo silencioso que es la radiación. Más de 160.000 personas tuvieron que abandonar sus hogares durante el primer año, llegando a alcanzar cifras superiores a 450.000 desplazados a lo largo de toda la prefectura.

El proyecto comienza en 2016 teniendo como eje central el futuro (未来 – mirai) y continúa en 2019 con los conceptos de resiliencia (回復力 – kaifuku ryoku = “fuerza de recuperación”) e ikigai (生き甲斐 = “razón de vida”), recorriendo en ambas ocasiones varias regiones de Fukushima. Se ahonda en historias resilientes que conectan personas, en una tierra cuya economía principal depende de la agricultura, y teniendo presente la importancia de las palabras y la terminología usada en el idioma japonés. Posteriormente, a los conceptos antes mencionados se suma kiseki, cuyas dos lecturas pueden ser “milagro” (奇跡) y “trayectoria” (軌跡), para mostrar una narrativa del territorio y las personas que lo habitan, en visitas continuadas durante los siguientes años.